sábado, 12 de abril de 2014

GLEN HANSARD: Pennies in the fountain


Candados en un puente como símbolos de amores perpetuos, deseos susurrados tras el breve vuelo de una estrella fugaz, arrojar monedas a una fuente para pedir deseos...romanticismo banal que todos hemos vivido alguna vez en nuestras vidas. Eso nos hace un poco mas humanos. Mas tarde o mas temprano, conseguimos reunir el valor necesario para reconocer que eso no es suficiente  para hacer realidad nuestros sueños.

Hay que poner voluntad.


Pero esa es otra historia. Para Glen Hansard, el irlandés de pelo revuelto, al que recordaréis por su oscar a la mejor canción en la película Once, lo importante no es tanto la simbología de la acción, como lo que supuso en su momento "tiramos los peniques a la fuente y no deseamos nada mas".

No hay inquietud ni urgencias de futuros, sólo hay dos orillas y entre ambas el ruido del abismo, quizá el miedo a saltar, o simplemente el temor a la incomprensión, porque los peniques de la fuente no hicieron realidad nuestros deseos.





CENTAVOS EN LA FUENTE

La única manera de aferrarse a este amor es con la manos abiertas. Eso dijiste el día que nos conocimos. Yo no lo entendí. 

Bajo los cimientos, tu amor ha cambiado: Una lenta grieta. Tu te sigues moviendo y yo permanezco en el mismo lugar. Me arrastré, desde el principio.

Nos acostamos entre la hierba alta. Nos encantó el juego del amor en sí mismo. Arrojamos nuestros centavos a la fuente y no deseamos nada más. No deseamos nada más.

Y entre los susurros de los vigas transversales lo oímos: la ruina en cada línea hasta el otoño en que volaste, pajarito. Volveré a verte cuando sea el momento.

Nos acostamos entre la hierba alta. Nos encantó el juego del amor en sí mismo. Arrojamos nuestros centavos a la fuente y no deseamos nada más. No deseamos nada más.

Nos acostamos entre la hierba alta. Nos encantó el juego del amor en sí mismo. Sufrimos dolor tras dolor pero no deseábamos nada mas. No deseábamos nada mas.


PENNIES IN THE FOUNTAIN
The only way to hold on to this love is with an open hand.You told me that the first day we met. I didn't understand.Beneath the broad-beamed boughs, your love changed: a slow coming apart.You moved on and I stayed the same. I was trailing from the start.

We laid long in the tall grass. We loved for the joy of love itself.We threw our pennies in the fountain and we wished for nothing else. And we wished for nothing else.

And through the crossbeams whispers were heard: undoing in every line.And in the fall you flew little bird but I'll see you when it's time.

We laid long in the tall grass. We loved for the joy of love itself.We threw our pennies in the fountain and we wished for nothing else. And we wished for nothing else.We laid long in the tall grass. We loved for the joy of love itself.We suffered heartache after heartache but we wished for nothing else. We wished for nothing else.





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